¿Quién no escuchó a un amigo o conocido diciendo esta frase, o la dijo uno mismo? Y podemos imaginar mil justificaciones para este sufrimiento que siente la persona. Si la conocemos mucho, café o mate de por medio, comenzaran a surgir todos los recuerdos dolorosos y aquellas lágrimas sostenidas en cada desventura que atravesó la persona.
Y nadie puede juzgar cómo cada uno atraviesa sus vivencias. Los de Sagitario vaso en mano y minimizando lo que pasó. Los de Escorpio recordando cada detalle de manera extremadamente dramática; los de Piscis justificando lo injustificable, los de Virgo analizando cada palabra y gesto dicho por el “victimario” de turno, los de Géminis contando su historia a cada uno que se cruza en su camino, los de Cáncer comparando a todo aquel que los lastimó con su mamá y papá y así con cada signo del zodiaco.
Pero, ¿quién se anima a interpelar a la “victima” y preguntarle un PARA QUÉ, en vez de un POR QUÉ?
El POR QUÉ, busca siempre afuera. Y en el afuera siempre yo soy el bueno y el otro el malo. Yo el que lo di todo, y el otro nada. Yo el que comprendí, el que ayudó, el que aguantó, el que se esforzó, y un largo etcétera. Y el otro; el que no me valoró, el que no me ayudó, el que no me entendió, el que no me supo querer y otro largo etcétera.
Sin embargo, en el PARA QUÉ la búsqueda es hacia adentro. Un autor muy interesante en el mundo de la terapia floral dice que siempre hay que encontrar la respuesta a ¿cuál es el beneficio de la limitación? ¿Qué beneficio obtuve de dar todo, de ayudar siempre, de aguantar, de esforzarme? ¿Que el otro quedara siempre en deuda y con eso obligarlo a quedarse conmigo? Aunque parezca difícil de digerir, cuando uno da sin ser correspondido y se queda, algún “beneficio” obtiene.
Profundizando más en la raíz de este aprendizaje que la vida nos ofrece una y otra vez, y que se repetirá indefinidamente con distintos personajes hasta que por fin un día miremos hacia adentro, hay una gran herida de autoestima detrás de “todos me lastimaron”. Si yo no creo que valgo, es lógico que, como reflejo, voy a atraer a aquellos que me lo confirmen. Hoy será una pareja, mañana mis hijos, pasado mis jefes y compañeros de trabajo, y así en cada parte del camino alguien me recordará que no me valoro. Uno no aprende a valorarse a través de los demás. Uno se valora o no, y atrae a quienes lo reflejan.
Y, ¿qué tiene que ver la astrología con el amor propio?
La energía de Tauro, que se encuentra en el signo de Tauro, en su regente Venus, y en la Casa II que es la casa de los recursos propios (justamente lo que valgo) es la energía que nos conecta con nuestro PROPIO VALOR. Muchas veces tenemos la energía taurina desequilibrada, y eso se nota cuando una persona habla. La relación que tenemos con la abundancia y la carencia también nos habla de nuestro valor. Cuando creemos que nadie nos valora, estamos hablando de lo mismo. Si aceptamos ganar menos de lo que merecemos, estamos hablando de lo mismo. Y peor aún, cuando creemos que nuestro trabajo no vale, estamos hablando de cuán bien o mal está nuestra autoestima!.
En la Carta Natal, es importante ver cómo es la Casa II. Si tiene muchos planetas, el valor propio es un tema que hemos elegido trabajar en esta encarnación. Tal vez ya lo hemos resuelto o tal vez no, pero es un indicador. De la misma manera que cómo esta Venus por signo y aspectos, nos habla entre otras cosas de lo que sentimos que valemos.
En la Carta Natal también la energía de Tauro, por su ubicación en las casas (casa II, casa IV y me atrevería a decir que Casa X), si forma parte de los puntos del pasado del alma (Casa XII, Luna, Plutón, Quirón y Nodo Sur), o si es parte de los puntos evolutivos (Ascendente, Sol y Nodo Norte) nos cuenta sobre los problemas de autoestima que podemos tener.
Y las flores de Bach, ¿Qué pueden aportar una vez iniciado el proceso de autoconocimiento?
Hemos contado varias veces que el médico inglés Edward Bach asoció la astrología con las flores de Bach en sus comienzos cuando encontró lo que en un principio nombro como los Doce Curadores. Así, la energía de Tauro la asoció con la flor GENTIAN que, entre muchas otras virtudes, ayuda a encontrar el propio valor dentro de sí. Un tiempo después, encontró LARCH, que ayuda a equilibrar los desajustes en la AUTOESTIMA, que no representan otra cosa que la falsa humildad. Pero esto queda para un próximo artículo.
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